Cuadradas
  • De Natasha Berthiaume, gerente adjunto de marca
  • 02 nov 2015

Cuando pones en marcha un negocio, debes tomar numerosas decisiones y una de las más importantes (además de emocionantes) es la de dar nombre a tu compañía. Quizás ya tengas un nombre extraordinario para tu compañía, y lo que ahora necesitas es dar con nombres atractivos para tus productos o servicios. Es una tarea de gran importancia y es fundamental dedicarle tiempo y esfuerzo. ¿Por dónde empezamos? A continuación te propongo mis sugerencias para que el proceso sea lo más sencillo posible.

1º paso: Tormenta de ideasm

Reúne a un grupo de personas en una sala —entre seis y ocho personas es el número ideal para obtener una buena remesa de ideas—. Comienza explicando las características que hacen especiales a tu marca o producto. ¿Qué quieres que transmita el nombre elegido? ¿Qué quieres que sienta la gente cuando lo oiga?

Da rienda suelta a tu creatividad. Diseña una serie de ejercicios de unos dos o tres minutos para generar nombres de manera rápida. En esta etapa cualquier nombre es válido; de hecho, muchas veces los nombres más intuitivos que salen de manera natural suelen ser los que mejor funcionan.

Pongamos que tu empresa vende accesorios de moda un tanto excéntricos y vas a sacar una nueva corbata de textura aterciopelada. Podrías llamarla sencillamente «Corbata de terciopelo», ¿no? Aunque también podrías darle un toque que apele más a las sensaciones o que dé un poquito más de juego para que vaya acorde con la naturaleza de tu marca. Empieza preguntándole a tu equipo qué les parece la textura. ¿Qué sensación les provoca? (Pásales una muestra para potenciar su inspiración).

Después pídeles que creen una lista de palabras o frases que describan la textura o la calidad (por ejemplo, suave, afelpado, suave al tacto, aterciopelado, sedoso). Lo siguiente será pedirles que hagan una lista de los objetos que tengan una textura similar al terciopelo (por ejemplo, un melocotón o un pétalo). Con la adrenalina de tener un límite del tiempo, te sorprenderás con la cantidad de ideas que saldrán de este ejercicio.

A continuación, trata de generar más nombres a partir de los que ya tengas utilizando estas tres técnicas: juega con palabras reales añadiéndoles un prefijo o un sufijo (como «Vueling»), crea acrónimos nuevos (como «BMW» Bayerische Motoren Werke – Fábricas Bávaras de Motores) o acuña frases uniendo dos palabras ya existentes (como «Easyjet»). Comparad las listas. Si todo va bien, al final de este ejercicio deberías tener unas 200 ideas. Si cuentas con una plantilla amplia, puedes llevar a cabo más sesiones con otras personas para así recabar otras ideas alternativas.

2º paso: Descarta ideas

El siguiente paso consiste en reducir a diez el número de opciones de la lista. Plantéate qué criterios quieres que cumpla el nombre ideal. Un nombre conciso suele ser más adecuado que un nombre largo y complicado. Piensa si es fácil de pronunciar y si describe o transmite los valores o la naturaleza de tu empresa. Es fantástico tener una serie de nombres que se salen de lo ordinario —especialmente cuando se trata del nombre de tu marca— pero si estás eligiendo el nombre de un producto, no debes pasarte de rosca y que al final tus clientes no tengan ni idea de lo que les estás vendiendo.

3º paso: Comprobaciones legales

Una vez que tengas tus diez nombres favoritos, te toca ejercer las diligencias debidas. Tendrás que comprobar si tu nombre es susceptible de protección. ¿Existen otras compañías dentro de tu industria que tengan este nombre como marca registrada? Lo más recomendable es acudir a una consultoría para que lleven a cabo estas comprobaciones (los costes suelen variar dependiendo de la compañía). No obstante, si no tienes el presupuesto para ello, siempre puedes hacer tú misma las comprobaciones. Puedes comprobar los registros en la página web del Registro de la Propiedad Intelectual y, por supuesto, en Google aunque no será una tarea fácil y puede llevarte mucho tiempo si el nombre elegido es muy común. Sin embargo, sí que te ayudará a descartar las opciones más evidentes.

Paso 4: Comprobaciones lingüísticas y culturales

No está de más cerciorarse de que los nombres elegidos no signifiquen algo ofensivo o tengan el significado contrario en otros idiomas. Es un paso fundamental si planeas lanzar tu negocio a nivel global. Aunque creas que esto no sucederá a corto plazo, es mejor ser precavida y plantearte esta posibilidad. Ponte en contacto con amigos o compañeros que dominen otros idiomas y pregúntales si los nombres tienen alguna connotación negativa. ¡Recuerda que no les estás preguntando si les gustan los nombres que has elegido!

5º paso: Testeos

Tras las comprobaciones legales y lingüísticas seguramente se habrán caído unos cinco nombres, así que te quedarán solo unos pocos finalistas. Si no hay un ganador claro (ojalá que estés entusiasmada con todos ellos), haz pruebas fuera del que será su contexto habitual. Escribe algún texto para el sitio web o imagina que estás anunciando el producto en una conferencia. ¿Se acerca a lo que buscas transmitir? ¿Funciona bien?

6º paso: Protege tu nombre

Si se trata de un nombre único, deberías intentar protegerlo rellenando una solicitud para registrar tu marca comercial y así evitarás que otra empresa lo utilice en el futuro. Puede que lleve varios meses obtener la aprobación y supondrá un gasto importante pero valdrá la pena si lo que buscas es crear una marca establecida.

Artículo original de Natasha Berthiaume

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