5 lecciones de diseño para tu negocio

Diseñador industrial. Inventor. Persona resolutiva . Sebastian Conran lleva décadas creando productos que la gente adora. También asesora a empresas e instituciones sobre cómo adoptar una mentalidad más sólida en cuanto al diseño y a utilizarlo eficazmente para crear mejores e innovadores productos.

En nuestra última entrevista de MOO Meets, charlamos con Sebastian sobre lo que realmente significa diseñar con propósito, por qué un buen diseño no es suficiente y cómo el pensamiento creativo puede resolver mucho más que retos estéticos.

Aquí están las cinco lecciones fundamentales que ha compartido con nosotros.

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1.  El buen diseño empieza con una buena colaboración

A diferencia de otros sectores del diseño, el diseño industrial no es un trabajo individual. Para Sebastian, el buen diseño surge de la colaboración y de la participación de todos a la hora de definir las instrucciones, no solo en responder a las mismas. “El equipo de marketing, los diseñadores creativos, quienes lo probarán, quienes lo fabricarán y quienes lo venderán. Es necesario que todos estén en la misma sala, desde el principio del proyecto”, nos comenta.

ayuda a definir las instrucciones adecuadas, y también garantiza que todos se concentrarán en “resolver” el mismo problema.

2. Diseña siempre con el cliente en mente

Sebastian distingue entre experiencia de usuario y experiencia del cliente. “La experiencia del cliente es tan importante como la experiencia del usuario. Porque si la gente no compra tu producto, no podrá usarlo. Puedes diseñar el objeto más bonito del mundo, pero si es difícil de describir, difícil de vender, o no resuelve una necesidad real, probablemente nunca será un éxito.”

“Siempre pienso en cuál será la narrativa de venta: qué se explicará en la página web, cómo quedará en un estante, qué reseñas harán los clientes, qué fácil es describirlo.

Las características pueden ser excelentes, pero solo son importantes si se convierten en beneficios. “Desarrollamos muchas características, pero hay que centrarse en los beneficios., porque las características que no aportan beneficios son un desperdicio de recursos”.

Diseña pensando en la deseabilidad, no solo en la usabilidad. Piensa como tu cliente: ¿Qué problema resuelve? ¿Es fácil de explicar? ¿Por qué lo elegirían antes que cualquier otro producto?

3.  Diseña productos que acabarán en eBay, no en el vertedero

Sebastian cree que el buen diseño no solo funciona, también perdura, y no solo físicamente, sino también emocionalmente.

Nos explicó una anécdota de sucedió al principio de su carrera: en lugar de enviar las tradicionales postales navideñas, creó pequeños huesos de la suerte de estaño para enviarlos a clientes y amigos como obsequio navideño. Estaban hechos a mano y eran sencillos (y baratos, costaron unos 30 centavos). “Un año envié mil de ellos. Y unos diez años después, estaba paseando por un mercadillo de Brooklyn y encontré uno de esos huesos de la suerte que estaba a la venta por 14$.”

Es un ejemplo perfecto de diseño con perdurabilidad emocional. Algo que empezó como un gesto atento se convirtió en un objeto lo suficientemente valorado como para conservarlo o revenderlo. (No estamos sugiriendo que dejes de usar postales navideñas; las de MOO también son coleccionables).

Esta filosofía desafía la naturaleza desechable de tantos productos hoy en día. El objetivo no es solo reducir los residuos, es diseñar productos que la gente quiera conservar por su valía emocional, utilidad o simplemente porque son demasiado buenos para tirar.

4. La escala define el diseño

“No diseñaría el mismo bol de cereales para IKEA que para The Conran shop”, comenta. Diseñar a escala lo cambia todo, desde los materiales y el coste a la técnica de producción e incluso la narrativa de la marca. Si un producto funciona a escala artesanal, no siempre podrá llevarse a mayor escala, y viceversa. Por lo tanto, hay que asegurarse de que tus decisiones de diseño se ajustan a tu modelo de negocio.

El razonamiento de Sebastian es claro: tus decisiones de diseño deben reflejar tu modelo de negocio.

Con demasiada frecuencia, los diseñadores piensan a corto plazo, creando algo que funciona como pieza única o prototipo, sin tener en cuenta su rendimiento a escala, la sostenibilidad y la rentabilidad de su fabricación en grandes cantidades.

Un buen diseño es consciente del contexto. No se trata solo de la forma o la función, sino de encajar.

5. El diseño es tu arma secreta

Los diseñadores crean valor, y el valor impulsa el comercio.

El diseño no es solo estética, es resolver problemas complejos, desarrollar mejores sistemas y crear cosas que la gente quiere. Sebastian hizo una referencia a una cita de Steve Jobs que refleja a la perfección esta idea: “El diseño de producto es como hacer un puzle de 5000 piezas mentalmente”. Cuando se diseña un producto, ya sea un reloj o un coche, se trabaja con forma, función, coste, fabricación, usabilidad, sostenibilidad, marketing y las emociones del usuario, todo a la vez.

“Cuanto más complejos sean los objetos que diseñes, más necesitas esa mentalidad. Te da la capacidad de resolver problemas, cualesquiera que sean.”

En otras palabras, el diseño no es solo tarea del departamento de diseño. Es una forma de pensar que puede transformar cada rincón de una empresa. Cuando se utiliza correctamente, el diseño se convierte en la herramienta más poderosa y flexible de tu negocio.

Sebastian cree que esta es la razón por la que los diseñadores de producto son excepcionalmente valiosos: trabajan en la convergencia de la lógica y lo emocional. “Un diseñador gráfico se centra en la interacción emocional. Un ingeniero se centra exclusivamente en la función. Pero un diseñador de producto debe combinar los dos aspectos del diseño: el aspecto racional que se observa en la ingeniería y la interacción emocional que se encuentra en el diseño gráfico o de moda.”

Rasgos que poseen los grandes diseñadores (y que las empresas necesitan)

• Pensamiento sistémico: Los diseñadores se enfocan en cómo se conecta todo, lo cual es crucial para resolver grandes y complejos desafíos empresariales.

• Empatía: Un buen diseñador piensa como el usuario y como el cliente. Crean cosas que la gente realmente desea tener

• Resolución creativa de problemas: Encuentran soluciones creativas, a menudo con tiempo, presupuesto o recursos limitados.

• Colaboración interdisciplinaria: Un buen diseño no surge de la nada. Los diseñadores reúnen a los miembros de los equipos.

• Equilibrio entre lógica y emoción: Los diseñadores combinan el aspecto racional de los ingenieros con la implicación emocional del diseño gráfico o de moda.

En resumen, el diseño es una herramienta empresarial. Es una mentalidad que puede y debe utilizarse más allá del departamento de diseño. Del desarrollo de producto a la atención al cliente, del marketing a la fabricación, pensar como un diseñador significa resolver problemas con creatividad, claridad y propósito.

Cuando se utiliza correctamente, el diseño se convierte en la herramienta más poderosa y flexible de tu empresa.

Sebastian es presidente de Conran and Partners y un diseñador líder conocido por su atento enfoque en el desarrollo de productos y marcas. También guía la dirección estratégica del estudio y desafía las normas de la industria para mantener al usuario final como eje central del diseño.

Con un enfoque en las tecnologías emergentes y el diseño para la tercera edad, Sebastian forma parte de varias juntas directivas, participa como juez en premios internacionales y apoya la educación en diseño. También es presidente de  The Conran Foundation, patrono fundador del  Design Museum y embajador de ACID.