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El creador del mes: Prynt

¿Te acuerdas de aquella gloriosa época de las Polaroid cuando agitabas tus fotos mientras esperabas a que las caras de tus amigos fuesen tomando forma en esa película inicialmente negra? Bien, ahora ya existe su versión del siglo XXI: Prynt, una impresora de fotos instantáneas de tamaño de bolsillo con la que podrás imprimir desde tu teléfono utilizando tecnología sin tinta.

Esta herramienta es algo totalmente único porque cada foto tiene incrustado un pequeño videoclip que contiene los segundos anteriores a la fotografía, de modo que cuando la veas a través de la app de Prynt, se convertirá en un retrato en movimiento al más puro estilo Harry Potter.

Los creadores detrás de Prynt, Clement Perrot y David Zhang ambos de solo 25 años, fundaron la compañía en el cuarto año de su licenciatura en ingeniería en una de las mejores universidades francesas, la École Polytechnique. En solo dos años, Prynt ha pasado de ser una idea que surgió en una fiesta a una realidad valorada en varios millones de dólares. En esta entrevista, Clement nos explica cómo fue este salto.

Prynt

En la actualidad todo es digital, especialmente las fotos. ¿Por qué apostasteis por una impresora que revela fotos?

Cuando estás sacando fotos con tu móvil en una fiesta a nadie le importa si sales bien o no, no te preparas para la foto. Pero nos dimos cuenta de que cuando las sacas con una cámara Polaroid, todos quieren salir favorecidos y luego ver cómo ha salido la foto. Este cambio de actitud nos pareció muy interesante y tratamos de entender sus motivaciones. La gente joven busca algo más auténtico y real en cuanto a sus interacciones sociales. Como siempre han convivido con lo digital, les apetece tener algo tangible.

¿Cómo fueron los inicios de Prynt?

Durante los primeros cinco meses de 2014, David y yo estábamos en París terminando nuestros estudios y dándole vueltas al primer prototipo de Prynt. En esta época fue cuando nos aceptaron en el programa acelerador especializado en hardware llamado Hax. En este programa seleccionan a 10 startups y les conceden una beca de 50.000 $ (con equidad), y además te enseñan dónde y cómo construir tu producto. De julio a noviembre de 2014 David, Robin Barata —nuestro diseñador industrial jefe y primer empleado oficial— y yo nos fuimos a vivir a Shenzen, una especie de Silicon Valley del hardware en China, para aprender más acerca de manufacturación.

Después me mudé a San Francisco donde contraté al equipo de marketing además de buscar inversores. El equipo de marketing nos ayudó a preparar nuestra campaña en Kickstarter que duró unos dos meses. La lanzamos a finales de enero de 2015 con el objetivo de recaudar 50.000 $ y lo logramos en solo 30 minutos.

¿Qué había de especial en vuestra idea para que tuviera tanta repercusión en la comunidad de Kickstarter?

La autenticidad del producto es fundamental. Y para que una campaña tenga éxito en Kickstarter, tienes que proponer algo completamente nuevo. Trabajamos mucho en esta campaña para que el mensaje fuese lo más claro posible. Nos esforzamos al máximo en gestionar e involucrar a la comunidad de patrocinadores de Kickstarter mediante correos electrónicos y otros medios similares.

¿Así que el trabajo de marketing fue importante?

Sí, y ninguno de los fundadores de la start-up sabíamos de marketing. Desarrollar una historia explicando por qué elegimos la «i griega» en vez de la «i latina» en nuestro nombre, digamos que no va mucho con nosotros. Por ello, contratamos ejecutivos con una extensa experiencia en marketing y hemos logrado aprender muchísimo de ellos.

Prynt

¿Cómo es el día a día en el equipo de Prynt?

Somos un equipo de unas 20 personas a las que hay que añadir unos cuantos becarios. David es el director de tecnología y el responsable de las decisiones relacionadas con el producto. Yo soy el director ejecutivo y me encargo del resto. Y la verdad es que nos peleamos bastante. Imagino que se puede comparar a un matrimonio pero es mejor hablar las cosas y resolverlas que quedárselas para uno mismo. Hemos aprendido a ser sinceros el uno con el otro y a no ocultarnos nada. Organizamos reuniones los dos solos varias veces a la semana aunque estemos hasta arriba de trabajo. Lo que nos une es que siempre buscamos lo mejor para la compañía.

¡Qué suerte haberos encontrado el uno al otro!

Los dos somos ingenieros pero pensamos de manera completamente diferente. Él se centra más en la ejecución de tareas y en la parte técnica, mientras que yo estoy más pendiente de las personas y tengo una visión más global. Es como lo de las citas; primero conoces a un montón de gente hasta que encuentras a la persona adecuada. Al principio quizás no sepas que es la persona para ti, pero pruebas a ver qué pasa.

¿Qué cosas os provocan más estrés?

Vivir tan lejos de casa es duro. Solo el hecho de que tengamos que hablar en inglés todo el rato, y no en nuestra lengua materna, resulta agotador. Cuando empezamos a distribuir nuestro producto en diciembre del año pasado, fue un auténtico infierno. Ese mismo mes teníamos que enviar 15.000 pedidos, justo cuando todos los distribuidores también tenían que enviar los suyos. Aun encima teníamos una fecha límite muy estricta ya que todos nuestros usuarios querían recibir nuestro producto en Navidades. Es como una montaña rusa con sus altibajos pero tienes que intentar sacar el máximo partido de todas las experiencias.

Prynt

¿Cuál será vuestro siguiente paso?

Estamos trabajando en una segunda versión optimizada del producto con un fabricante a mayor escala. Y en cuanto a la parte de innovación, lo que realmente nos interesa es conseguir que la app sea más intuitiva y fácil de usar.

¿Te ha inspirado la historia de Prynt? ¿Te interesa saber más sobre capital riesgo y programas aceleradores? ¿Estás intentando organizar tu propia campaña en Kickstarter? Cuéntanoslo aquí.

Artículo original de Katrina Vines

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