Cada vez recurrimos más al papel para ordenar nuestra vida profesional. En este artículo aprenderás a convertir tu cuaderno en una herramienta productiva.
Nunca nos cansaremos de repetirlo: aprender a ser más productivo es una de las mejores maneras de invertir tu tiempo, sea cual sea tu profesión.
Hay mucha información al respecto, desde las técnicas de gestión del tiempo como el método Pomodoro hasta trucos de psicología como el «habit-stacking» (o agrupación de hábitos) y el temptation-bundling (agrupación de tentaciones). ¿Y si con solo papel y boli pudieras revolucionar tu productividad personal?
Te presentamos la tendencia de la productividad analógica
Hay un movimiento emergente que propone dejar de lado las aplicaciones y las soluciones de productividad digital para pasarse al papel y el boli. Sobran los motivos por los que incorporar el clásico cuaderno a tu ritmo de vida actual: desde el mero disfrute que aporta escribir en lujosos cuadernos con un buen material de oficina como el simple placer de escribir a mano.
Nuestras vidas están cada vez están más unidas a la tecnología, por lo que recurrir a lo analógico responde a esa necesidad de desconectar. Y en ese sentido, trabajar con un sistema de productividad en papel supone una forma ordenada de llevar a cabo una desintoxicación digital sin riesgos para la salud. Piénsalo. El papel no tiene luz azul, por lo que puedes actualizarlo sin miedo a que interrumpa tus hábitos de sueño. Y, además, te permite concentrarte por ciertos periodos de tiempo sin interrupciones, tales como las notificaciones o la tentación de jugar a los videojuegos del móvil.
¿Papel o digital? Ventajas e inconvenientes
Un estilo de vida que priorice el papel tiene un atractivo indiscutible. Pero la pregunta es: ¿encaja de verdad contigo? Para ayudarte a decidir, a continuación enumeramos diferentes formas en las que el papel se diferencia de las soluciones digitales en lo que respecta a ser productivos.
Hemos profundizado en las diferencias entre los planificadores de papel y las herramientas online o digitales. Pero ¿por qué elegir? ¿Por qué no quedarnos con lo mejor de ambos mundos y combinar las herramientas digitales y de papel para que se adapten a ti?
Por ejemplo, puedes ponerte una alarma diaria en tu teléfono como recordatorio para actualizar el cuaderno. Solo tienes que configurarlo como un evento recurrente en el calendario. También puedes optar por una lista de tareas digital e ir combinándola con tu cuaderno. Esta solución es ideal si sueles tener tareas que impliquen elementos digitales, como enlaces a la aplicación de mapas para obtener indicaciones para llegar a un evento, o una lista de deseos de Amazon al planificar un cumpleaños.
Consejo: escribe un símbolo especial en tu planificador en papel junto a estas tareas para saber que también las has añadido a tu aplicación, y así poder cotejarlas.
El atractivo de un cuaderno se hace evidente cuando te adentras en el mundo online del «bullet journal» (#bujo). Los seguidores de esta tendencia, desarrollada por Ryder Carroll, llenan sus blogs y feeds de Instagram con páginas inspiradoras procedentes de sus cuadernos, además de utilizar material de oficina y herramientas para crear planificadores que sean funcionales y creativos.
Ya hemos analizado la tendencia del «bullet journal» anteriormente, pero hoy vamos a centrarnos en la productividad que ofrece.
Anatomía del «Bullet journal»
Un «bullet journal» empieza con una página de índice, es decir, un lugar donde se enumeran los contenidos de tu cuaderno. Después, hay una serie de registros o listas. Generalmente se basan en periodos de tiempo, como meses, semanas o días, aunque puedes tener registros personalizados para tareas específicas o eventos como la organización de una boda o una pequeña investigación que gire sobre tu próximo destino de vacaciones.
El idioma del «bullet journal» consiste en un registro rápido o «rapid logging». Se trata de una forma de apuntar las cosas que resulta concisa, y como sugiere su nombre, es bastante rápida. A diferencia de escribir las palabras con todas sus letras, condensa la información en el menor tiempo posible, para que dispongas de más tiempo en tu día a día para sacar tus tareas adelante. Según la web de Bullet Journal, el registro rápido tiene 4 componentes:
Al final del día, semana o mes, puedes elegir migrar las tareas que están abiertas a la siguiente página del cuaderno o desecharlas al escribir una línea entre ellas. De esa forma, dejas un registro de cómo has priorizado tus tareas, lo cual puede ayudarte a mejorar tu planificación en el futuro.
No hay duda de que el «bullet journal» es el diario de productividad del siglo XXI. Pero no es la única forma de tomar notas que existe. Hay otras opciones como Strikethru. Este sistema es muy interesante porque comparte algunas características con el tablero Kanban, una lista digital centrada en mover tareas de un lugar a otro.
Con Strikethru, el cuaderno se divide en tres partes:
También puedes incluir un apartado de calendario en la parte inicial o final de tu cuaderno Strikethru para ayudarte a hacer seguimiento de los eventos más importantes, aniversarios y fechas de entrega. Y, por supuesto, no hay reglas que digan que tengas que quedarte con un solo sistema. ¿Por qué no combinar elementos del «bullet journal» y de «Strikethru» para dar con un método que encaje contigo? Es tu cuaderno, después de todo.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la gente en lo que a cuadernos o planificadores se refiere, llega cuando es momento de usarlos.
Los cuadernos que se empiezan con entusiasmo pueden acabar cogiendo con polvo en la estantería, a menos que llegues a desarrollar un hábito y lo mantengas. Usarlo de forma regular maximiza las ventajas del proceso, a medida que desarrollas un registro de tu actividad con el tiempo.
La rutina equivale a hábitos
Al adoptar una rutina para escribir en el diario te asegurás aseguras de mantener el hábito de escribir. Decide cada día cuándo puedes emplear 10 minutos para sentarte con tu planificador. Puede ser lo primero que hagas por la mañana mientras te bebes el café, o lo último que hagas por la noche cuando estés concluyendo el día y pensando en lo que te propones hacer mañana.
Para que todo salga fenomenal, elige el momento de la jornada en el que generalmente estás más alerta y motivado, y asegúrate de que tienes tiempo sin interrupciones para hacerlo.
No hay que ser un genio de las manualidades para transformar de forma física el cuaderno y ampliar sus poderes de productividad. Te contamos algunas técnicas que puedes aplicar con materiales de oficina.
Marcapáginas
Ahorra algo de tiempo al encontrar fácilmente la página que buscas con un marcapáginas. Puedes aprovechar el lazo que incorporan nuestros cuadernos o pegar uno con celo a el lomo del libro o a la portada interior.
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