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6 formas en las que tu trabajo te preparó para ser tu propio jefe

desk with laptop

¿Crees que estás listo para lanzar tu propio negocio? Buenas noticias: si tienes experiencia en oficinas, ya tienes un montón de habilidades básicas.

1. No te cuesta hablar de negocios por teléfono

“Buenos días, gracias por llamar a Fantástico & Genial S.A. Por supuesto que me encantaría trabajar con usted. ¿Puede indicarme sus datos de contacto?”

Contestar el teléfono en una oficina implica que probablemente habrás escrito un guión automático para gestionar llamadas de una manera profesional. Tu cerebro ya sabe qué decir, qué información solicitar y cómo tomar notas básicas del mensaje. Y todo esto será inestimable cuando seas tu propio jefe, especialmente si vas a hablar de negocios por el móvil y recibir llamadas en los momentos más inoportunos. Tus habilidades como telefonista serán también superútiles cuando hagas llamadas para presentarte a clientes potenciales, distribuidores o proveedores.

2. Sabes cómo redactar emails profesionales

Es verdad que todo el mundo puede escribir un email. Pero la correspondencia de emails profesionales es completamente diferente a los emails personales. Como nos indican desde Inc.com en sus consejos de protocolo para emails, cada mensaje debe estar escrito como si fuera a ser impreso en papel de carta corporativo.

Tu trabajo de oficina te habrá enseñado sutilmente las diferencias de tono entre “Saludos cordiales” y “Hasta luego” como despedida, y seguro que por el camino aprendiste expresiones hechas para responder a solicitudes habituales. Con la frase adecuada, podrás hablar de casi cualquier tema de una manera que suene profesional sin resultar incómodo, tanto si se trata de pedir un precio más competitivo o recordar a alguien que aún esperas su respuesta.

3. Se te da bien administrar tu tiempo

Si hay algo que todos los empleos tienen en común es que existe un horario programado. Tanto si se trata de llegar a la hora a tu turno en el restaurante u organizar una reunión sobre el futuro de la física nuclear, habrás desarrollado el sentido de la puntualidad para eventos de trabajo como reuniones y llamadas. También tendrás la habilidad de saber cuánto tardarás en hacer algo y sabrás por experiencia cuánto tiempo extra tienes que dejar para interrupciones inevitables, conversaciones y descansos para tomar café cuando planeas un proyecto. Todo esto te facilitará el proceso de gestionar tu propia carga de trabajo como autónomo y administrar todas las fechas límite y citas de tu calendario.  

4. Has cometido montones de errores (y los has superado)

Parece un logro extraño, pero cometer errores y aprender a corregirlos es una parte provechosa de la experiencia de trabajo. Y es incluso mejor si realizaste tus primeros errores formando parte de un equipo grande en el que otros miembros del grupo puedan ayudarte a encontrar la solución, porque seguro que ellos mismos cometieron los mismos errores en algún momento.

La gente con menos experiencia laboral están más preocupados por cometer errores y ser extracautos, por lo que pueden ser más reticentes a la hora de embarcarse en nuevas ideas por si acaso salen mal. De hecho, que salga mal es una de las mejores maneras de ganar confianza en tu trabajo al darte cuenta de que todo tiene arreglo. Lifehack.org ha contado nada menos que 40 buenas razones para cometer errores.

5. Aprendiste a vestirte para el papel

¿Te acuerdas de tu primer día de trabajo cuando tuviste que vestirte en ropa y zapatos “de adultos” que no te pegaban ni con cola? Por fortuna, los años siguientes te han enseñado (esperamos) a vestirte de manera apropiada pero cómoda para un ambiente corporativo. Al ser tu propio jefe, disfrutarás de la libertad para vestir como quieras en tu día a día pero te será muy práctico contar con un fondo de armario para reuniones y eventos importantes.

6. No te tomas los contratiempos de manera personal

Uno de las mejores partes de trabajar para una tercera parte es que aprendes a separar tu vida personal de la profesional. Como empleado, desarrollas un sentido de ti mismo como representante de la compañía en lugar de realizar acciones de las que eres el único responsable. Si alguien no está interesado en tu charla de ventas, no lo ves como una afrenta personal.

Naturalmente, tu propia empresa significará más para ti que cualquier otra. Pero ser capaz de alejarte de tus actividades de negocios y tener una visión estratégica en lugar de personal, puede ahorrarte energía y ayudarte a tomar decisiones más equilibradas y objetivas.

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